martes, 10 de enero de 2012

El hacha de George Washington

Cuando yo era niño, mi tío me contó una historia muy poco conocida del Primer Presidente de los Estados Unidos, George Washiungton en su niñez, y esta es:

"George Washington, cuando era niño, acostumbraba ir con su padre a su hacienda a ver los trabajos. Mientras este daba ordenes a sus empleados, el pequeño George se ocupaba de ayudarlos. Así aprendía a trabajar desde chico.


Su padre estaba contento de ver que a George le gustaba trabajar; y le compró un hacha de poco peso. En una ocasión, George quizo probar si su hacha estaba bien. Se fue hasta un huerto que estaba lejos y vio un arbol de cerezas al cual derribó en poco tiempo, pues su hacha estaba bien afilada, y George se contentó con esto.

Luego, su padre fue por el mismo huerto y vio que el cerezo que tanto cariño había plantado, ahora estaba tumbado en el suelo, por lo que se molestó muchísimo. Acto seguido, llamó a todos sus sirvientes para averiguar quién hizo esta maldad; pero nadie le dio razón.

Al fin llegó George, e interrogado por su padre, comprendió que habia hecho mal, pero en vez de engañarlo le dijo:

- Padre mío, tu me has enseñado a decir siempre la verdad, no puedo mentir, yo he cortado el cerezo con mi hacha, castígame.

Su sinceridad le valió no ser castigado, pero sí aconsejado para que no haga nada sin pensarlo bien.

Washington en ese tiempo tenía 12 años. Mas tarde fue general de los Estados Unidos, luchó por la independencia de su país y después fue elegido Presidente de los Estados Unidos".

2 comentarios:

  1. Interesante historia, pero hay que tomarse más serio un detalle: no eran empleados, eran esclavos los que tenía el padre de Washington. Y esto viene a manchar la revolución norteamericana porque sabido es que los esclavos lucharon junto a los indpendentistas bajo la promesa de que si se liberaban de Inglaterra serían libres ellos también y tuvieron que pasar más de 80 años para que se concrete este anhelo de tanta gente menospreciada y martirizada.

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    1. FEDI: interesante acotación histórica. Este es un cuentito que nunca supe de donde lo había quitado mi abuelita Inocencia, ya fallecida. Ahora, gracias a la magia del Internet, lo supe. Y si, es verdad Fedi, debemos ser honestos con la Historia y la verdad. Pero al mismo tiempo, hacer valer esta anécdota para enseñar VALORES a nuestros pequeños y jóvenes. Valores como la VERDAD y la SINCERIDAD, que es la finalidad principal de esta historia. (Saludos desde ASUNCIÓN DEL PARAGUAY)

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