
El Apóstol Pablo, antes de su Conversión, era considerado un perseguidor de la fe, que no toleraba los ideales de la gente. Formaba parte de algo así como el Clero Judío y su faena de cada día era hemarrocar a los que en ese tiempo eran llamados agitadores. En el Libro de Hechos de los Apóstoles se cuenta lo que pasó después cuanto enrrumbó hacia Damasco y que cambiaría para siempre la vida del mencionado Apóstol (Con el cuál me identifico bastante) :)
(Tomado de la Biblia Latinoamericana)
Conversión de Saulo
"1 Saulo (Pablo), respirando todavía amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, fue al sumo sacerdote, 2 y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, para que si encontraba algunos que pertenecieran al Camino (de Jesús), tanto hombres como mujeres, los pudiera llevar atados a Jerusalén.
3 Y mientras viajaba, al acercarse a Damasco, de repente resplandeció a su alrededor una luz del cielo. 4 Al caer a tierra, oyó una voz que le decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué Me persigues?”
5 “¿Quién eres, Señor?” preguntó Saulo. El Señor respondió: “Yo soy Jesús a quien tú persigues; 6 levántate[b], entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer.”
7 Los hombres que iban con él se detuvieron atónitos (mudos), oyendo la voz[c], pero sin ver a nadie. 8 Saulo se levantó del suelo, y aunque sus ojos estaban abiertos, no veía nada; y llevándolo por la mano, lo trajeron a Damasco. 9 Estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió".
San Pablo de alguna manera pudo darse cuenta que estaba mal lo que anteriormente hacía, y más tarde descubrió que su misión era transmitir la Verdad a traves de las Enseñanzas de Nuestro Señor. Peregrinó por diversas regiones transmitiendo ese Glorioso Mensaje a todas las latitudes, llegando incluso a lugares poco comunes como Roma.
Comparando este ejemplo con mi persona, podría decir que mi misión es casi la misma: COMUNICAR LA VERDAD hacia todos los rincones posbles, sin distinciones y buscando revalorar lo que se cree perdido, la esperanza de un futuro mejor.
Por eso soy y siempre seré Pablo, hasta el día que la Santa Voluntad decida llamarme.
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